
“¿Alguna vez sentiste que ya lo tenías todo claro… hasta que la vida te mostró que estabas viendo solo la punta del iceberg?”
Yo también pensaba que ya lo tenía todo bajo control. Que era suficiente con mi experiencia, con mis logros, con mis credenciales. Pero un día la vida me hizo un alto y me mostró que todavía había piezas de mí que necesitaban ser miradas, sanadas y transformadas.
Y ahí empezó un viaje inesperado… un viaje que me cambió la manera de ver mi profesión, mis relaciones, e incluso, mi propósito de vida.
Durante años vengo trabajando con un enfoque marcado de gestión de control interno, control gubernamental y gestión de riesgos. En mi experiencia en logística, ver un requerimiento mal formulado no era para mí un simple error, pues lo veía como la antesala de fallas, auditorías inevitables, posibles sanciones e incluso la posibilidad de enfrentar responsabilidades administrativas y hasta consecuencias penales.
Ese temor me tensaba, me llevaba a reaccionar con disgusto, convencida de que estaba protegiendo al equipo, a la institución y también a mí misma.
Hoy, con otra mirada, puedo notar que mis reacciones pudieron expresarse de otra manera. Lo que yo vivía como defensa legítima, otros pudieron haberlo percibido como dureza o incomodidad. Y sé que al igual que yo en su momento, quizás algunos aún no habían aprendido a procesar ciertos mensajes sin convertirlos en barreras internas.
Por eso quiero detenerme aquí y decirlo con claridad: si alguna vez mi gestos, palabras o actitudes te hicieron sentir incomodo, no fue mi intención. Lo reconozco con humildad y con gratitud por lo que me enseñó.
Con el tiempo entendí algo esencial: lo que recibimos de otros puede ser una carga… o puede convertirse en un impulso para crecer. La elección está en nosotros.
Cuando decidí formarme en coaching, pensé que sumaría una herramienta más para mi desarrollo profesional. Pero lo que encontré no fue un programa, fue un espejo. Y frente a ese espejo, descubrí velos que ocultaban creencias limitantes, defensas innecesarias y patrones que ya no me servían.
Ese proceso me enseñó que ser coach no se trata únicamente de acompañar a otros, sino de aprender primero a acompañarme a mí misma. Ese proceso me permitió reconciliarme con partes de mí que había dejado en la sombra y me conecto con mi propósito profundo: servir con conciencia. Porque la vida no se trata solo de producir y cumplir, se trata de dejar un legado, inspirar y contribuir.
Por eso decidí crear mi hogar digital, un espacio que no será solo una web de servicios, sino un punto de encuentro para inspirar, acompañar y transformar.
Allí compartiré coaching, mentoría y aportes estratégicos para instituciones y personas, integrando excelencia con humanidad. Y lo que más me emociona es que también es sumar un espacio de retribución a la vida: donde ofreceré coaching y mentoría gratuita para adolescentes y jóvenes que desean transformar su vida, sin importar sus recursos.
Es mi manera de poner un granito de arena en un sueño que siempre me acompaña: una gestión pública que recuerde su razón de ser: servir, que las ventanillas y servidores públicos dejen de ser espacios fríos y transmitan humanidad: “Aquí estoy, aquí estamos, no estás solo… vamos, que si se puede”.
Sueño con un mundo donde podamos expresar nuestros puntos de vista con respeto, reconociendo que la verdad absoluta no existe, pero sí existe el respeto y la empatía como puentes para convivir, crecer y transformarnos juntos.
Hoy con una brújula más clara, enfrento los retos desde un lugar distinto:
- No desde la reacción inmediata, sino desde la conciencia.
- No desde la imposición, sino desde la inspiración.
- No desde el miedo a equivocarme, sino desde la confianza en mi propósito.
El coaching ha sido ese puente: entre quien yo era y quien estoy destinada a ser. Y este paso no es un final, es un compromiso conmigo misma, con quienes ya confían en mí y con quienes se irán sumando a este camino.
Y quiero dejarte una pregunta:
¿Quién serías si dejaras de reaccionar desde tus viejos gatillos y empezaras a vivir desde tu propósito?
Si hoy te estás preguntando quién eres, a dónde vas y qué creencias siguen frenándote, permítete vivir un proceso como este. No para sumar más herramientas… sino para descubrir la mejor versión de ti.
Porque si yo pude reconciliarme, transformarme y darle un nuevo sentido a mi vida…
Tú también puedes.